sábado, 8 de diciembre de 2007

La Materia Oscura de Pullman

Una niña, Lyra; su Daimonion: Pantaleón ; un escondite, un terrible secreto escuchado por casualidad… y comienza la huida.

Así comienza Phillip Pullman "Luces del Norte", que nos introduce en un nuevo mundo, apasionante, en el que la fantasía, la ciencia y la fe se mezclan de una forma sorprendente en múltiples universos paralelos. Es una saga dirigida bajo apariencia de historia infantil, a los adultos, aunque en un nivel distinto. La historia comienza como un típico cuento de hadas, pero a medida que se desarrolla, se pueden observar diferentes niveles de alegorías. Pullman trata en la trilogía temas sobre metafísica,física cuántica y filosofía(especialmente filosofía religiosa). El mismo autor describe a su audiencia objetivo como "jóvenes adultos", ya que el contenido de La Materia Oscura puede resultar demasiado intelectual o maduro para la mayoría de niños. La obra puede interpretarse de diferentes formas en función de la edad del lector, ya que tiene una gran dosis de filosofía y múltiples alegorías.

A lo largo de la saga nos van surgiendo preguntas a las que no estamos acostumbrados en este tipo de libros, y que, sin embargo, son las que hacen de La Materia Oscura una obra realmente interesante. Se nos plantean esas grandes preguntas que la humanidad se ha hecho siempre… desde un punto de vista científico, pero sin olvidar la imaginación que este tipo de literatura requiere.

Se nos presentan dudas: desde que es lo que nos convierte realmente en humanos,hasta cual es el material del que está hecho el universo, y si permite la existencia de más universos paralelos al nuestro… Son cuestiones que generarán más preguntas que respuestas a lo largo del texto… y que habrá que completar la trilogía para tener la última respuesta, muy personal, del autor.

Las tres influencias literarias más significativas en La Materia Oscura son: el ensayo En el Teatro de las Marionetas, de Heinrich von Kleist; la obra de William Blake; y, la más importante, El Paraíso Perdido de John Milton, del cual proviene el título de la trilogía (La Materia Oscura), así como muchas de sus ideas principales. La intención de Pullman fue darle la vuelta ala historia de Milton sobre una guerra entre el cielo y el infierno. En la introducción del libro, adapta una frase de Blake, en la que indica que él (Pullman), está en el bando del demonio, y que lo sabe.

Las novelas echan mano frecuentemente del gnosticismo, y La Materia Oscura ha sido objeto de polémica, especialmente en algunos grupos cristianos.Sin embargo, Pullman ha recibido apoyo de los cristianos más liberales, siendo el más destacable de ellos Rowan Williams, Arzobispo de Canterbury. Rowan Williams argumenta que los ataques de Pullman se dirigen a los peligros que entraña el dogmatismo y el uso de la religión para oprimir a la gente, no al cristianismo en sí mismo.

Se ha llamado a LaMateria Oscura la antítesis de Las Crónicas de Narnia, la historiafantástica compuesta de siete libros y escrita por C. S. Lewis. Esto se ha visto reforzado por lasdeclaraciones públicas de Philip Pullman acusando a Lewis de ser "descaradamente racista" y "extremadamente misógino" en sus novelas. Además, en la saga de Narnia se favorece la fe y la religiónsobre el racionalismo, mientas que en La Materia Oscura ocurre todo lo contrario.

viernes, 7 de diciembre de 2007

El infierno de no sentir dolor

Roberto Salazar es un pequeño de 5 años de edad, y con una apariencia totalmente normal. Roberto se muestra tan sonriente y feliz como los demás niños con los que juega. El problema es que si se golpeara contra una pared, o se partiera un brazo por la mitad, seguiría jugando tan normal, ya que es incapaz de sentir el más mínimo dolor. Roberto es uno de los sólo 60 casos documentados en los Estados Unidos, aquejados con “insensibilidad congénita al dolor con anhidrosis”, enfermedad conocida como CIPA por aquellas pocas personas que han oído hablar de ella.

El CIPA es una rara anomalía genético-hereditaria del sistema nervioso, que produce una ausencia de la sensación dolorosa, del calor, de la presión y del frío. Una persona con esta enfermedad no puede sentir dolor o diferenciar temperaturas extremas. El término Anhidrosis se refiere a que el cuerpo no suda, y por tanto no puede regular su temperatura; mientras que congénita significa que la enfermedad está presente desde el nacimiento. La causa de esta enfermedad es una mutación genética que impide la formación de las células nerviosas, responsables de transmitir señales de dolor, calor, y frío al cerebro.

Roberto nació en Julio del 2001, y se convirtió en el hermano pequeño de Luis y de Juan. De recién nacido, sus padres pensaron que era un bebé maravilloso, ya que nunca lloraba y podía dormir 23 horas al día, pero a los tres meses las cosas cambiaron de golpe, Roberto se negaba a comer y perdía peso rápidamente. Sus padres intentaron desesperadamente encontrar la forma de forzar a comer a un niño que no quería comer. Tras esto, otras anormalías salieron rápidamente a la luz. Roberto era tremendamente susceptible a los golpes de calor en los cálidos días de verano, y con ello sus padres descubrieron enseguida que su hijo sudaba.

El CIPA es el tipo más severo y fatal de las siete clases de neuropatía autónoma y sensorial hereditaria (o HSAN) que existe. El sobrecalentamiento mata a más de la mitad de los niños afectados por CIPA antes de cumplan 3 años.
Según la Dra. Axelrod del Centro de Evaluación y Tratamiento de la Disautonomía de la Universidad de Nueva Cork, los niveles de dolor varían.

“Para algunos niños es de grado leve, como cuando se rompen una pierna, estos niños se levantarán y caminarán sobre esa pierna. Sienten que algo les incomoda al caminar, pero siguen moviéndose”, añade. “Para otros niños la pérdida de dolor es tan severa que pueden provocarse heridas repetidamente, e incluso llegar a mutilarse, ya que no saben cuando deben parar”.

Todos los desórdenes HSAN son desórdenes genéticos recesivos; ambos padres deben portar la mutación genética para poder traspasarlo a sus hijos. Pero solo uno de cada 4 niños lo llegan a desarrollar. Ninguno de los hermanos mayores de Roberto presenta el desorden.

Una variedad HSAN más común es la disautonomía familiar o DF. Existen más de 500 casos de DF en los Estados Unidos.

La primera señal de DF en un niño es la poca habilidad para chupar correctamente, seguida de un retraso en el desarrollo normal; estos niños caminan y hablan más tarde.
A menudo, los pacientes de DF sufren de una severa sequedad ocular, ya que no son capaces de producir lágrimas. Otro efecto menor es el chocar constantemente con los objetos. Uno más grave es que el 80 por ciento de estos niños sufren curvaturas en la columna, ya que no poseen el concepto de la postura.

Hace cuarenta años, un niño con DF tenía solo un 50 por ciento de probabilidades de alcanzar la edad de 5 años, actualmente un niño que venga al mundo con DF tiene un 50 por ciento de probabilidades de cumplir los 40.

lunes, 3 de diciembre de 2007

LOS CENTROS ESPIRITUALES OCULTOS Y LA CIUDAD DE LOS CÉSARES



Toda Tradición conoce la existencia de ciudades o lugares que de una u otra forma permanecen perdidos u ocultos para los ojos de los profanos. Así es como en nuestro continente han tomado expresión a través de mitos como El Dorado, Cíbola, Trapalanda, y la Ciudad de los Césares, por sólo mencionar algunos ejemplos.

Esto que aparece como un hecho conocido por todo tipo de personas y que por tanto podemos presenciar como un hecho respecto del cual existe cierto consenso en cuanto a su existencia en forma paralela al mundo ordinario, sin embargo, parece no conocer de una interpretación respecto del porqué de aquéllo. Es decir, si bien el conocimiento profano admite las "leyendas" que hablan acerca de este tipo de lugares, no da en cambio respuesta que esclarezca su origen y finalidades.

El conocimiento tradicional puede ayudarnos a revelar algunos aspectos de este enigma.

En primer lugar, hemos de decir que la referencia a lugares como Agartha, El Dorado y otros que poseen las mismas características, se ha de entender como la referencia a puntos de la Tierra que poseen la virtud de ser sagrados. Y esto sea porque resguarden en su interior algo de caracteres divinos (por ejemplo, servir como protección de un símbolo o ser portadores de la Verdad), o porque son en sí mismos lugares fundamentales cósmicamente. De una u otra forma siempre implican un centro tradicional, lo que es lo mismo que decir sacro.

Otra característica que hemos de expresar respecto de estos sitios, es el hecho de estar ocultos o prohibidos al mundo exterior. Esto es tan importante como la primera indicación. Si son secretos es porque son receptores de una enseñanza y energía del todo límpida, que nada tiene que ver con las tinieblas del mundo foráneo. Esta peculiaridad está agravada en los tiempos modernos, pues nos hallamos en la Edad Oscura o Kali-Yuga, donde se provoca una inversión de los valores tradicionales, y la ignorancia y desviación son las leyes que rigen el planeta. Hechos significativos de esta temible edad lo han de constituir, por sólo mencionar algunos: la apertura del Japón tradicional al Occidente capitalista, la revolución bolchevique en Rusia, y la invasión china al Tibet, hecho último que significó la destrucción de templos y el ocultamiento de los documentos más relevantes del budismo tibetano y que ha significado la apertura de esa tradición al mundo moderno, el cual lo ha mezclado en forma vergonzosa a través de una publicidad y una moda sustentada por "importantes" actores del cine. Lo sagrado es manchado por la modernidad; sin embargo, la Verdad no sufrirá los embates del mal, pues justamente se refugia en centros que en la actualidad son subterráneos o submarinos.

La manifestación de lo sagrado en dichos sitios es señalada por las "leyendas", las cuales nos indican que allí habría construcciones gigantescas, elaboradas con el aureo mineral; que son habitadas por hombres que poseen conocimientos vedados para quienes moran en nuestras ciudades; y demás datos semejantes, todos los cuales hacen evidente que no se trata de lugares comunes, y por tanto ajenos a la oscuridad actual.

La Ciudad de los Césares es por antonomasia el lugar sagrado del Cono Sur. El mito lo podemos hallar tanto en Argentina como en Chile, siendo en cuanto a lo esencial el mismo, variando sólo los matices, como por ejemplo el de su ubicación.

Uno de los aspectos importantes de la Ciudad de los Césares es además de la obvia referencia imperial que hallamos en su nombre que viene a ser la contrapartida del Norte, o sea la Hyperbórea. Así, la Ciudad de los Césares ha de corresponder a la entrada al Sur del mundo. Es, por tanto, su corazón y centro. De aquí que no sólo sea un lugar sagrado, sino uno de los fundamentales, ya que por ella se entra al sexo del mundo, el primer chakra, punto necesario para ascender y lograr la unidad con el todo celestial. Quienes protegen la Ciudad, protegen la vida misma de este mundo.

En último término hemos de resaltar el elemento inmortalidad que caracterizaría a sus habitantes. Esto acentúa su carácter o conexión directa con lo que es divino; otorgándoles a aquellos seres, una condición propia de otra humanidado; o, mejor aún, no humana. La inmortalidad es, además, un rasgo de conocimiento tradicional; pues éste no muere, sino que es eterno. Lo que se guarda en la Ciudad es la Gnosis, la Tradición Primigenia y Unánime.

De estas consideraciones podemos concluir que si la Ciudad de los Césares existe -lo cual, por si un lector poco atento no ha captado todavía, afirmamos con plena seguridad- tal ubicación no ha de hallarse jamás en sitios que no sean subterráneos o submarinos (y esto, ya lo dijimos basándonos en René Guénon, porque dado que la presente época es el Kali-Yuga, el conocimiento para que realmente esté protegido ha de alejarse ya no únicamente de los grandes centros urbanos o "civilizados", sino que además ha de huir hacia abajo, lo cual representa además el movimiento de descenso espiritual que domina la hora actual). Lugares como el monte Melimoyu o la Antártica, serían aquellos que resguardan la Ciudad.

Los mitos referidos a estas ciudades también nos dicen lo que puede entenderse como una especie de conclusión profética: que ellas serán vistas el Día del Juicio Final (en el concepto cristiano) o lo que es su más cercano sinónimo cuando el Kali-Yuga termine.

Entonces se dará paso a una edad de verdadera Luz.


"Ya, ciertamente, el espíritu tradicional se repliega en alguna medida sobre sí mismo y los centros donde se conserva íntegramente se hacen cada vez más cerrados y difícilmente accesibles".

(René Guénon. "La crisis del mundo moderno")

sábado, 1 de diciembre de 2007

La muerte en la sociedad moderna


Un joven jardinero persa dice a su príncipe:
-¡Sálvame! Encontré a la Muerte esta mañana. Me hizo un gesto de amenaza. Esta noche, por milagro, quisiera estar en Ispahan.

El bondadoso príncipe le presta sus caballos. Por la tarde, el príncipe encuentra a la Muerte y le pregunta:

-Esta mañana ¿por qué hiciste a nuestro jardinero un gesto de amenaza?

-No fue un gesto de amenaza -le responde- sino un gesto de sorpresa. Pues lo veía lejos de Ispahan esta mañana y debo tomarlo esta noche en Ispahan.


El concepto de la muerte ha propiciado diversos sistemas de creencias y prácticas mágico-religiosas a lo largo del tiempo, en un intento de entender y manejar esta realidad inevitable de la naturaleza. En las sociedades modernas, desde hace cuatro o cinco décadas la forma de enfrentar la muerte ha cambiado, y hoy se rechaza la muerte, se esconde, se vive con angustia: la muerte ha dejado de ser aceptada como un fenómeno natural. Se ha perdido el derecho a ser protagonista de su propia muerte.


Hace años el individuo moría en su casa, rodeado de su familia, incluidos los niños, amigos y vecinos. Los niños tenían contacto con la muerte, conocían su existencia y, cuando ya adultos les llegaba su momento, no les cogía tan de sorpresa y desprovistos de recursos para afrontarla, como sucede hoy. Prepararse para morir constituía un acto fundamental en la vida de una persona de aquellos tiempos; su dignidad dependía de la grandeza con que llevara a cabo ese último acto de despedida. Actualmente hemos pasado de una muerte familiar a una muerte escondida, ocultada. Al enfermo casi siempre se le oculta la gravedad de su enfermedad, se le sobreprotege, "otros" toman las riendas de su destino y se deja al enfermo en la ignorancia de que va a morir, cerrando la puerta a una comunicación abierta y a la espontaneidad de la despedida en sus últimos momentos.

El hombre moderno desea que la muerte ocurra en plena inconsciencia (que sea fácil). Lo que en la actualidad se denomina buena muerte, corresponde a la muerte maldita de otros tiempos, la muerte inesperada. Pero cuando se pregunta a un enfermo al final de la vida cuál sería una buena muerte para él, la mayoría responde que una "buena muerte" es una muerte sin dolor, en su domicilio, acompañado de sus seres queridos. Debemos tener en cuenta que cada persona es única, con una historia y aprendizaje diferentes, cada persona tiene derecho a elegir "su muerte", y respetar esto es respetar la dignidad y libertad del ser humano. Aun así, en este ambiente de negación y rechazo, está surgiendo una creciente concienciación sobre el tema y cada vez es mayor el número de personas que advierte que tenemos un enfoque equivocado de la muerte, que no necesariamente tiene que estar ahogada por la angustia y que se puede morir en paz de acuerdo a las creencias de cada uno.

viernes, 30 de noviembre de 2007

La Peligrosa Idea de Darwin

Existe una idea científica que, en mi opinión, supera a las demás. Explica los orígenes de todas las formas de vida y de todo diseño biológico. Descarta la necesidad de Dios, o de un propósito en la vida. Es, por supuesto, la idea de Darwin de la evolución por selección natural.

Las implicaciones de la selección natural son tan profundas que la gente se ha visto asombrada o enfurecida, fascinada o ultrajada, desde que fue propuesta en 1859 en El origen de las especies. Esta es la razón por la que Dennet (1995) la llama “La peligrosa idea de Darwin”. Tristemente, mucha gente ha malinterpretado la idea y, lo que es peor, la ha usado para defender doctrinas políticas indefendibles que no tienen nada que ver con el darwinismo.

Todo lo que necesitas para que la selección natural comience es un replicador en un entorno apropiado. Un replicador es algo que se copia a sí mismo, aunque no siempre perfectamente. El entorno debe ser capaz de permitir al replicador crear numerosas copias de sí mismo, aunque no todas puedan sobrevivir.

¿Puede realmente ser tan simple? Sí. Todo lo que ocurre es ésto: en cualquier generación replicada, no todas las copias son idénticas y algunas son más capaces de sobrevivir en ese entorno que otras. Consiguientemente, hacen más copias de sí mismas y ese tipo de copia se convierte en el más numeroso. Entonces las cosas empiezan a complicarse, claro. La población de copias en rápida expansión comienza a alterar el entorno y eso cambia las presiones de selección. Variaciones locales en el entorno significan que diferentes tipos de copias se las arreglarán mejor en distintos lugares y así surge más complejidad. De este modo el proceso puede producir todos los tipos de complejidad organizada que observamos en el mundo vivo; y, sin embargo, todo lo que necesita es este proceso sencillo, elegante, bello y obvio: la selección natural.

Las propiedades hábiles podrían incluir la capacidad de moverse en el entorno para encontrar el cieno, atrapar un isocieno3-7 y fijarse a él, o construir una membrana alrededor de sí misma. Cuando aparecen las motas con membranas, empezarán a imponerse sobre las motas flotantes y se producen las super-motas.

Pasan otros millones de años y se descubren trucos tales como admitir a otras motas en el interior de la membrana, o la unión de varias super-motas. Aparecen super-mega-motas, como los animales pluricelulares, con suministros propios de energía y partes especializadas que les permiten moverse y protegerse. Sin embargo, estos resultan ser sólo comida para super-mega-motas todavía más grandes. Solo es cuestión de tiempo hasta que una variación aleatoria, junto con la selección natural, produzcan un vasto mundo vivo. En el proceso, se han creado y han muerto billones y billones de motas fracasadas, pero un proceso lento y ciego como este produce resultados. “Resultados” en nuestro planeta incluyen bacterias y plantas, peces y ranas, ornitorrincos, y nosotros mismos.

El diseño aparece de la nada. No se necesita un creador o un plan maestro, y ningún destino final hacia el cual la creación se esté encaminando. Richard Dawkins (1996) lo llama “Escalada al monte improbable”. No es más que un proceso sencillo pero inexorable, en el que se crean cosas increíblemente improbables.

Es importante recordar que la evolución no tiene previsión y por tanto no produce necesariamente la “mejor” solución. La evolución sólo puede proceder desde donde se encuentra ahora. Por esta razón, entre otras, tenemos un diseño de ojos tan raro, con todas las neuronas saliendo por la retina y tapando la luz. Una vez que la evolución se encaminó hacia este tipo de ojo, le tocó bregar con él. No había ningún creador para decir “Oir, empecemos de nuevo, pongamos los cables por detrás“. Ni había un creador que dijera “Venga, vamos a hacerlo divertido para los humanos”. A los genes simplemente no les importa.

Comprendiendo el proceso de la selección natural podemos ver cómo nuestros cuerpos llegaron a ser como son. Pero, ¿y nuestras mentes? , por ejemplo, ¿por qué pensamos sin parar? Desde un punto de vista genético esto parece extremadamente despilfarrador, y los animales que malgastan energía no sobreviven. El cerebro usa alrededor del 20% de la energía del cuerpo mientras que pesa sólo el 2%. Si pensáramos pensamientos útiles, o resolviéramos problemas relevantes, tendría algún sentido, pero en general no parece que lo hagamos. Entonces, ¿por qué no podemos simplemente sentarnos y no pensar?

¿Por qué creemos en un yo que no existe? Alguien quizás podrá explicarlo en términos evolutivos, pero al menos en la superficie parece inútil. ¿Por qué construir una idea falsa del yo, con todos sus mecanismos en defensa de la autoestima y el miedo a fracasar y perder, cuando desde un punto de vista biológico es el cuerpo el que necesita protección? Obsérvese que si pensáramos en nosotros mismos como un organismo único, no habría problema, pero no lo hacemos; antes bien parecemos creer en un yo separado; algo que domina al cuerpo; algo que debe ser protegido de por sí. Apuesto a que si te preguntara “¿Cual preferirías perder, tu cuerpo o tu mente?”, no te tomaría mucho tiempo decidir.

La mente colmena y la 'inteligencia'

Estoy leyendo "Out of Control" de Kevin Kelly. No es un libro fácil, los conceptos de acumulan y los ejemplos son muy plásticos. En fin, un gran libro que recomiendo leer con paciencia. No creo que sea bueno leerlo de una sentada. Su extensión y densidad no lo recomienda.

En su libro Kevin nos habla de la capacidad de los insectos –con un cerebro pequeño capaz de realizar solo unos cuantos actos más o menos reflejos- de combinarse en cantidades ingentes para convertirse en verdaderos entes superiores que "parecen" pensar. Tanto el hormiguero como el panal de abejas o su enjambre, son una muestra de ello. Se trata del poder "tonto" del individuo convertido en "listo" por la interacción de miles o cientos de miles de dichos individuos.

Es por eso que quiero aplicar alguno de los conceptos de Kevin Kelly a reflexiones sobre la nanotecnología. A medida que esta ciencia microscópica consiga sus primeros éxitos, millones de componentes podrán ser programados actuar en grupo dando paso a soluciones complejas. Igual que un hormiguero o un enjambre de abejas.

La nanotecnología es, sin duda, la ciencia que más "elementos" individuales va a generar en los próximos años. No hablaremos de tragarnos una píldora para el dolor de cabeza, nos tomaremos una cucharada de 100.000 millones de moléculas especializadas en buscar lugares con tensión en nuestro cerebro y relajarlos. Como en el caso de las abejas o de las hormigas, cada molécula no será capaz más que de una docena de acciones previamente programadas en su genética. Sin embargo, juntas por millones, serán capaces de realizar tareas comparables a las hoy realiza el mejor cirujano neurológico del mejor hospital del mundo.

Kelly nos cuenta como, ya en estos momentos, se está utilizando un algoritmo inventado por un científico informático, Pentti Kanerva, que ha denominado su técnica "memoria dispersa distribuida", para programar robots –todavía de cierto tamaño- para que sean capaces de autogestionarse, independientes de cualquier control central, a millones de kilómetros de cualquier humano. Este tipo de robots permitirán, por ejemplo, que, de forma relativamente barata, se envíen a la luna, con un cohete desechable, miles de estas unidades que –programadas con un sistema de memoria dispersa distribuida- serán capaces de tomar decisiones inteligentes en base a reflejos preprogramados en cada individuo. Son la avanzadilla de su utilización – a nivel molecular- en cualquier ser vivo.

A medida que la nanoproducción consiga sus primeros éxitos, millones de componentes individuales podrán ser programados genéticamente para responder a un número finito de impulsos que –cuando se gestionen en grupo- darán paso a soluciones complejas a problemas que antes no tenían solución.

El algoritmo de Kanerva permite programar equipos y a sus memorias para su comportamiento en grupos basándose en la interrelación de los individuos, sin embargo, con el crecimiento del número de unidades se pierde el control del enjambre que –sin embargo- como si se tratará de un rebaño de ovejas, pueden ser dirigidos con pequeñas presiones en los vértices externos del mismo.

Cada día, cuando dispongamos de millones de nanorobots o moléculas programables, este tipo de algoritmos será más importante para conseguir lo imposible, que millones de seres diminutos –bastante tontos individualmente- lleven a cabo funciones, extraordinariamente inteligentes, para nosotros. La posible lucha contra el envejecimiento y contra el cáncer pasará por estos diminutos guerreros a nuestro servicio.

La herejía de los cátaros


Pese a ser condenados por la Iglesia, los cátaros fueron, a su modo, auténticos cristianos. Frente a la corrupción que veían en la jerarquía católica, ellos trataron de vivir según las enseñanzas del Evangelio.

Según Pèire Autier, un prestigioso notario y jurista occitano que a principios del siglo XIV lo abandonó todo para entregarse al catarismo, cabía adoptar dos caminos en el mundo religioso medieval: el de una Iglesia que huye y perdona, que sigue el ejemplo de los apóstoles; u el de otra que posee y desolla, la Iglesia de Roma. Esta última, persigue y mata a todos aquellos que se oponen a sus pecados y a sus prevaricaciones; y no huye de ciudad en ciudad, sino que se asienta con toda grandeza y pomposidad. En la cristiandad medieval había, por tanto, una Iglesia oficial, poderosa y mundana, que se había alejado por completo del mensaje evangélico, y una Iglesia de Cristo auténtica, fiel seguidora de la vida apostólica, consecuente con los principios evangélicos y víctima de la persecución que Jesucristo había anunciado a sus seguidores más genuinos. Bajo esta premisa nació el catarismo, el más importante movimiento religioso disidente que se extendió de forma discontinua por Europa entre los siglos XI y XV. Los cátaros eran firmes seguidores de Jesús: consagraban su vida a las sagradas escrituras, con una predilección especial por el evangelio de Juan; reproducían los ritos, las prácticas y el modelo de organización del cristianismo primitivo, y, por último, creían en un modelo de salvación fundado en la recepción de un único sacramento, el bautismo del Santo Espíritu, llamado por ellos consolament. La mayoría de las Iglesias cátaras admitían un dualismo, es decir, la existencia de dos principios originarios, opuestos e irreconciliables: Dios, autor de los espíritus, del bien y del Nuevo Testamento, y creador de una obra incorruptible y eterna; y Satanás, autor de la materia, del mal y del Antiguo Testamento, y de todas las cosas vanas y corruptibles (incluyendo el universo, el mar, los animales, los seres humanos…). Precisamente, los ángeles caídos del paraíso estaban condenados a permanecer encerrados para siempre en esos cuerpos de carne. Para los cátaros, el único objeto de la historia de la humanidad consistía en lograr la salvación sucesiva de unos espíritus caídos que, en caso de no recibir el consolament —el único sacramento del catarismo— en el momento de su muerte, vagarían consumidos por el fuego de Satanás, al menos hasta que no lograsen encarnarse en otro cuerpo y emprender una nueva vida. La iglesia de los cátaros fue brutalmente reprimida por la iglesia de Roma, y puso fin a su existencia a finales del siglo XIV en las tierras occitanas, en el norte de Italia a principios del siglo XV y, como último reducto, en las tierras de Bosnia con la invasión de los turcos a mediados del siglo XV.